DOBLETE GOLES de JULIAN ALVAREZ VIC vs ATLETICO de MADRID 0-2 en COPA del REY

Ochenta minutos le costó al Atlético derribar el muro de un Vic que le plantó cara a pesar de la diferencia de categoría. La Araña hizo los dos goles, uno de penalti.

La diferencia de cromos y categorías en 80 minutos fue ninguna entre el Atleti y el Vic. Un Atleti que trasladó sus problemas de fútbol y definición a la Copa y que rescató Giuliano con una de esas carreras llenas de fe que terminó en una falta que el árbitro consideró penalti. Lo marcó Julián que después haría otro, para poner el 0-2. Pero el Atleti sigue sobre aviso. Este de un equipo cinco categorías por debajo que pudo pintarle la cara.

Un Vic volcado, un Vic de fiesta, con riadas de gente hacia el Hipòlit Planàs, con su tamaño doblado por las gradas supletorias, desde primera hora de la tarde recibieron al equipo del Cholo. Se mezclaba el rojiblanco, con el rojo Vic en una grada sin asientos, solo un largo cemento como asiento. Fútbol de antes, antes de que lo moderno le arrancara la raíz. Fútbol de cerca, en el que los jugadores casi se pueden tocar, que huele a bocadillo de butifarra y va sin cúpulas ni techo, a cielo descubierto. El pumpum del bombo atronaba cuando la pelota comenzó a rodar, sobre esa hierba artificial rapidísima por las lluvias del día anterior.

Había salido el Vic valiente y sin complejos y, aunque el Atlético le iba empotrando en su área, sin fiarse, cuando salía, mordía. Y porque Carrascal encontraba el camino a Musso, titular sí, en lugar de Oblak, a través de ese túnel recorrido antes por tantos otros: Nahuel. Da igual un Primera División que un Primera Regional, ante todo y contra todos es desastre y es lunar. Arnau Prat le desbordaba como si la diferencia de categorías fuese al revés. La primera ocasión estuvo en sus botas, después de dejarle atrás. Detuvo Musso, fiable. También la segunda vez que los hombres de Carrascal aprovecharon un regalo rojiblanco, una mala entrega a Kostis que atrapó Serra y a correr para llenar, por un segundo, de pánico las fibras del chándal del Cholo, a quien empezó a sobrarle. Musso volvió a atrapar fácil. El Atleti rondaba más pero no le salía ni a balón parado. El que llevaba más peligro era el equipo de sexta división aunque al llegar a Musso lo hiciera sin oxígeno.

Además de un árbitro que, sin VAR, no vio mano en el brazo levantado de Nil Pradas repeliendo un disparo de Sorloth. El Vic llegaba al descanso con una victoria de chocolate, no haber recibido ningún gol en contra, aunque Gallagher lo acariciara al filo con un disparo seco y por bajo que sacó Mora con paradón. Actitud y buena defensa le había bastado para echarle unas gotas de veneno al elixir que el Cholo buscaba en la Copa. Al descanso, un grupo de la localidad de 40.000 habitantes amenizó con música, porque toda verbena tiene su orquesta y a la fiesta de Vic le quedaban aún 45 minutos. Los claves.

Simeone los afrontó con un triple cambio. Se acabó el tiempo de los dos chavales (Kostis y Serrano) y un Sorloth negado para que Koke, Galán y un Lemar al fin de vuelta quebraran de una vez la muralla del Vic. El Atleti salió con más brío y buscando el resquicio ya con la velocidad de Riquelme o un disparo desde la frontal de Nahuel que en el Atleti no se le recuerda. Pero Mora había ido creciendo a medida que pasaban los minutos y ahora era un gigante defendiendo su red. El Vic seguía amarrando fuerte con los dientes su medalla de chocolate. A la hora, Simeone le metía más madera: Julián Alvarez. Que la oscuridad de la Champions y la Liga no alcanzara la Copa. Pero el pundonor seguía plantándole cara a los millones. Serra y Riera daban dos zarpazos a los que solo les faltó definición, la diferencia de categoría está ahí, mientras Simeone terminaba de agitar el árbol: Griezmann, adentro. Lo hacía por un Lemar que se iba lesionado. Otra vez, menos de media hora había podido jugar. Del entuerto debían sacar las estrellas. La noche se iba poniendo de terror. Los del Vic no parecían ni cansados. Solo un detalle podía decantar el duelo, un detalle como ese que el hijo del Cholo le regaló al equipo de su padre: una internada rápida y Bertrana que metió el pie. Penalti. Qué grande hace este chico el apellido de su padre. Lo marcó Julián Alvarez, respiró el Cholo y se quedó con diez el Vic por segunda amarilla de Senye en cinco minutos. Vic se quedaba sin premio pero muy orgulloso. Aunque Julián cerrara el duelo con el segundo, pura definición, algo bueno que llevarse a la boca en otra noche que pudo ser de terror.

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